'EXISTE DESLEALTAD Y ARROGANCIA EN PRI'

La líder nacional del PRI, Dulce María Sauri, reconoce que en su partido hay deslealtad y arrogancia; así como riesgos de balcanización, hegemonía, asambleísmo y hasta anarquía

 

 

Aunque Sauri anuncia que pondrá a la consideración del Consejo Político Nacional su cargo y el de la Secretaría General del PRI, advierte que un cambio de dirigente sólo reproducirá los problemas que vive actualmente el tricolor.

 

¿Qué es lo mejor y lo peor que ha vivido en este periodo al frente del PRI?


Por un lado, el entusiasmo y el ánimo de miles de priístas convencidos de que, aún con la derrota presidencial, el PRI debe transformarse y debe perdurar.
Por otro, las deslealtades, la actitud arrogante de quienes creen tener la verdad por encima de todo para imponerla. Las actitudes han sido lo más difícil.

 

Cuando habla de deslealtades y de arrogancia, ¿en qué momento las ha enfrentado y de dónde vienen?

 

Hablo de aquellos que estaban en el partido porque era un vehículo para llegar a su objetivo final, que eran los cargos en la Administración pública, y que al no serlo más, sencillamente se han marginado y han atacado al PRI.

 

Desde adentro y desde afuera, porque también se han ido, porque consideran más importante su interés personal que cualquier principio o militancia en el partido.

 

Y bueno, hay otros que consideran que tienen la verdad absoluta y no están dispuestos a debatirla ni a confrontarla.

 

¿En estos meses de su dirigencia la han presionado las corrientes, los grupos y las personalidades?

 

Bueno, la política es un conjunto de presiones, en cualquier circunstancia y momento, pero lo que tenemos que desarrollar es la capacidad para procesarlas siempre institucionalmente.

 

¿Lo ha conseguido?

 

En la medida en que hemos logrado mantener la unidad del partido, puedo decir que si.

 

¿No considera riesgoso que personalidades del PRI influyan al margen de la institucionalidad del partido, para la toma de decisiones o para imponerlas?


Para la toma de decisiones desde luego que sí, pero para imponer ninguna.


En el PRI terminó la etapa en la que alguien sentía que tenía la razón y podía imponérsela a los demás; podrá luchar para convencer, podrá dialogar y negociar, pero imponer ya no.

 

Pero hay reuniones de los ex aspirantes presidenciales y parece que todo se arregla ahí.

 

Pues reivindicamos nuestro derecho a negociar internamente, a tratar de encontrar acuerdos, a hacer alianzas internas, pero lo importante es señalar que la decisión final es de los 352 consejeros nacionales.

 

¿Por qué entonces la necesidad de decirles públicamente a Madrazo y a Labastida que son los consejeros los que mandan y no ellos?

 

Pues porque me lo preguntaron.

 

Pero ¿tienen o no la intención de imponerse?

 

No creo, pero si alguien la tuviera estaría absoluta y totalmente fuera de la realidad del PRI en este momento, quien intente imponer se va a encontrar con una respuesta muy difícil.

 

Pero esto no quiere decir que no pueden hacer alianzas internas, eso es normal, pero de allá a que alguien se imponga, ya no es posible.

 

Los saldos de Sauri

 

A usted le tocó perder la Presidencia de la República ¿tuvo responsabilidad en ese revés?

 

Sí, es una responsabilidad muy importante como presidenta del CEN. Yo creo que una parte equivalente al nivel del cargo que tengo.

 

A más de medio año de las elecciones, ¿ya sabe el PRI a qué se debió su derrota?

 

Fueron múltiples causas; desde luego las estructurales que vienen de años atrás en la historia del país y del partido, y las causas que tienen que ver con el momento político y con la coyuntura, situaciones que el PRI tuvo que enfrentar y que le ocasionaron una enorme merma de simpatías electorales, porque pusimos siempre adelante la tarea de Gobierno a la tarea de partido.

 

¿Cuáles son los saldos electorales de su dirigencia? Los derrotaron en Chiapas, en Jalisco y anularon la elección en Tabasco.

 

Efectivamente, visto desde ese ángulo hay esos resultados, visto desde otro, un partido que sufrió una derrota en la elección presidencial es un partido que en todos los procesos ha tenido más votos... aunque en política la máxima del varón de Coubertain no se cumple porque lo importante no es sólo competir sino ganar.

 

¿Quiere continuar al frente del PRI?

 

No es una cuestión de deseos personales, es una cuestión de las necesidades del partido y sólo quien puede definir esas necesidades es el Consejo Político Nacional. Yo trataré, en la medida de mis fuerzas, darles elementos a los consejeros para que tomen la decisión más adecuada en cuanto a la dirigencia y al dirigente.

 

Pero ¿va a presentar su renuncia?

 

Yo planteo el tema y ellos van a decidir.

 

¿Y la va a acatar?

 

Absolutamente.

Si hacemos un corte hasta el momento, ¿cuál es su legado al PRI?

 

Un partido que ha mantenido su unidad, frente a los pronósticos de que después de la derrota del 2 de julio el PRI iba a estallar y a pulverizar, está un partido que ha mantenido su unidad, este es el más importante saldo de esta etapa que hemos vivido.

 

Los riesgos y los grupos

 

Entonces, ¿hacia dónde tiene que caminar el PRI en el Consejo Nacional de este fin de semana?

 

Hay que recuperar la normalidad interna del partido, y eso pasa porque el Consejo Político Nacional sesione. Hay muchos asuntos de nuestra vida ordinaria como partido que tenemos que desahogar: informes, programas y comisiones.
Tenemos que mostrar nuestra capacidad para tomar las causas de la gente y volverlas orientaciones, posiciones del PRI, y tenemos que tocar el tema de la dirigencia y del dirigente del partido y tenemos que cerrar ese tema, cerrarlo.

¿Cuáles son los riesgos que enfrenta el PRI en esta etapa?

 

El riesgo de la nostalgia, tratar de ver al pasado, pensar y diseñar un partido que responde a condiciones totalmente superadas.

 

Está el riesgo de la restauración hegemónica, pensar que necesitamos una figura fuerte que sustituya la figura presidencial y la función que ésta realizaba al interior del PRI.

 

Está el de privilegiar el asambleísmo, romper la cultura de la línea y sustituirla por la anarquía.

 

Pero también el de la balcanización si no logramos asumir que la fuerza del PRI está en ser un partido nacional, que reconoce la fuerza de la presencia en las regiones, pero que está unido por principios, programa y por una estrategia política.

 

La sensación o el ánimo de sálvese el que pueda, puede arrastrar a que nadie pueda salvarse.

 

En ese sentido, ¿los liderazgos regionales como los de Madrazo o de Cervera no son como un intento para desarticular al partido?

 

Más bien hay una estrategia de nuestros adversarios de desarticular al PRI a partir del cuestionamiento de los liderazgos regionales.  (¿?)

 

¿Considera que hay cohesión en el PRI?

 

Sí existe (¿?), aunque la argamasa (mezcla de materiales de construcción) que unió al PRI era la figura presidencial y ahora no existe, por eso hay que construirla.

 

Pero parece que no se pueden poner de acuerdo en nada, hay vetos, hay quienes proponen candidatos sin tener votos en el Consejo ¿qué pasa?

 

Creo que la discusión ha estado centrada en el tema de la dirigencia porque hasta la fecha, afortunadamente para nosotros, no he visto discrepancias y discordancias en torno a principios, a programas, a posiciones sobre cuestiones de trascendencia, no sólo para el PRI sino para el país y la sociedad.
Y si el problema de las discrepancias está en el tema de la dirigencia, pues lo tenemos acotado y lo tenemos que resolver ahí donde se encuentra.

 

¿Por qué pelear por el asunto del cambio de dirigencia teniendo enfrente discusiones más profundas?

 

Porque los mecanismos de conducción interna tienen que ser rediseñados, por eso se ha privilegiado el tema de la dirigencia, aunque sí quisiera distinguir con claridad el tema de la dirigencia con el nombre del dirigente, que a veces se confunde.

 

Pero si no abordamos el fondo del problema, que es el tema de la dirigencia y la conducción del partido, cualquier cambio de persona solamente va a reproducir los problemas que se tienen ahora.