Dizque los regidores priístas de Zapopan firmaron un pacto, acordaron y juraron que no dejarían limpio, no descansarían en su afán de desprestigiar, atacar, zaherir, insultar y poner como lazo de cochino al pobre Alcalde de aquel lugar, viniera o no viniera al caso, hubiera o no hubiera motivo. Exigencias de lucha, motivaciones del partido, convicciones políticas.
Y lo han cumplido con gran vehemencia. El otro día, ayer, hoy, todos los días, la sala del cabildo se convierte en herradero de bovinos, según los tonos, el zipizape, las zacapelas y zaragatas del boquifresco a quien toca cada día armar la pelotera... aunque luego los ciudadanos lamenten que en mala hora fue dado a tales individuos el puesto y el salario que les deja ser y hacer
Don Cornelio: impertérrita firmeza
Por cierto, ha llamado la atención la impasible actitud, gesto sereno, voz calmada, el rostro igual con que el Presidente Municipal ha sorteado las fuertes granizadas de sus contrarios. A veces se enciende, dice verdades y grita las respuestas que le merecen los desquiciados como les ha llamado. Luego vuelve a ser él mismo, un zorro viejo, duro y risueño ante el vendaval.
Parece que los detractores esperaban amilanarlo, espantarlo y hacerle renunciar: él nomás voltea y da manotazos como cuando a una persona le asedia un enjambre de zancudos: no me moleste, mosquito; no me moleste, y sigue adelante con su gente, en una labor de servicio y de avances que, al decir de los zapopanos, está fuera de discusión. Hay hechos, no discursos.
La oposición ha impulsado al político
Aquí ha sucedido lo que sucede cuando sin ton ni son, se ataca a una persona que realiza una labor a satisfacción de sus electores. Los oponentes han venido a convertirse en los propagandistas más activos, en los aliados más decididos, en la campaña política, hacia el rumbo de la carrera política de quien ha sorteado tan recias tempestades. Al golpearlo lo han hecho fuerte.
Las agresiones violentas, los insultos y truchadas de los CIEGOS PRIÍSTAS han sido, para el pueblo, el reconocimiento a una labor, la mejor propaganda política que ahora, pese a las escenas de ayer, de antier y del otro día, han configurado el temple, la firmeza y la energía de un hombre, cualidades óptimas para quien desempeña un puesto político en esa comunidad.