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Y...pensándolo bien

No... pos, sí

Sabemos que los candidatos presidenciales en sus campañas, adornan su mensaje político con conceptos de impacto publicitario, que buscan la aceptación del ciudadano para contar con su voto. Así...

Así, releyendo algunos de los discursos de Miguel de la Madrid cuando se empleaba en su candidatura priísta, ante la total inconformidad y el absoluto descontento del pueblo ante las gestiones echeverristas y lópezportillistas que le antecederían, ante los flagrantes hechos de corrupción, -los asesinatos políticos vendrían después-, fincaba el tenor de su campaña en el pomposamente publicitado "slogan" de "Renovación Moral", intentando impactar en el mexicano tan corriente como común, para hacerle ver y sentir, que ahora, con él, se acabaría con los corruptos y la lógica deshonestidad.

Por supuesto que, a no dudar, cada candidato en su tiempo, desde muchos sexenios anteriores, imprimía su intención en la forma y manera de llegarle a la gente, con todo y los "baños de pueblo" que en las giras se dan; manera y forma, que eran perfectamente asumidas por el estamento político de aquellos días, pero, insisto, que el buscar la moral renovación, era el asentimiento y la innegable aceptación de que, lo de atrás había estado hasta el tope de lo que en su momento, con el candidato desenvolviéndose, se buscaría resolver.

El tiempo ha pasado. Supuestamente México ha cambiado. Palpablemente, ante la apertura política que ha derivado en una pluralidad en el poder, -menos el presidencial-, la competencia ha aumentado toda vez que la alternancia en gubernaturas, senadurías, diputaciones y alcaldías, va permitiendo otras alternativas en opinión y, fundamental, acción, acorde a los principios y características de cada partido del que provienen los hombres y mujeres que llegan a ocupar los cargos. Empero...

Empero, los discursos y conceptos siguen siendo iguales a los del ayer. Con lo que haya pasado de tiempo y el cambio que México haya experimentado, tal parece que, con todo y el concepto de "nuevo" con el que se quiere etiquetar al PRI, las formas y los estilos siguen siendo, aunque matizando en algunos perfiles, los mismos.

En el hoy se puede ver, después de todo lo que se dijeron; cuándo se lo dijeron; cómo se lo dijeron y en dónde se lo dijeron, a nivel nacional y a todo color, a la voz de Tabasco, Roberto Madrazo, arengar textualmente: "Con Labastida, sí se puede..." -toda vez que con él no...-, dejando escuchar una proclamación. Una proclamación, sí, de amistad a ultranza entre dos que contendieron, con todo y por todo, por la candidatura del tricolor para la presidencia del dos mil y...

Y, al tiempo mismo, escuchar al candidato determinado, Francisco el mochitense, señalar determinantemente, que ha sido un cuarto de siglo con sus dos décadas y un lustro, en lo que no ha habido bases de desarrollo, toda vez que, como De Lamadrid prometió, Labastida vuelve a ofertar una lucha despiadada en contra de la corrupción, en donde ofrece de inicio, las declaraciones patrimoniales de él mismo y los componentes de todo su grupo político que le acompaña.

De esta manera, el deslindamiento del sinaloense de todos los pasados gobiernos priístas, -de los que quiérase o no él formó parte-, acotando que, aunque el país avanza en el camino a la democracia, la asignatura pendiente, a no dudar, es la justicia social; le hace comprometerse con los conceptos de "respeto y tolerancia" como conductas permanentes, al mismo tiempo de señalar que: "¡Vamos a la campaña con la fuerza de nuestras ideas..!"; hubo y hay el contraste con las resobadas como tradicionales formas de "acarreo" dentro de las cuales, con un dispositivo de seguridad impresionante, marcaban y marcan la abismal separación entre los antiguos y actuales miembros de corbata y traje del PRI y... Y aquellos a los que se "motiva" para concurrir "haciendo número", con alguna despensa y "sángüiches" acompañados de algo bebible para tragar.

Con todo lo nuevo, se sigue con los procedimientos viejos.

Para no irme históricamente más lejos, ya se ha empezado como Echeverría empezó pegándole a Díaz Ordaz, -el presidente tan cabal como incomprendido, al que algún día la historia le hará justicia-; López Portillo a Echeverría; De la Madrid a López Portillo; Salinas a De Lamadrid; Zedillo a Salinas, aunque más atemperadamente y...