Se han dado a conocer las sumas de miles de pesos diarios que gasta el candidato del gobierno (Labastida Ochoa) en presentar su imagen en los medios electrónicos para decir a los mexicanos su desatinada intención de hacer que los niños del país puedan disponer y usar una computadora, y todos reciban clases de inglés, mientras la pobreza y el hambre descarnada crecen cada día en la población.
También se ha podido saber que esas millonarias sumas de dinero en la publicidad del candidato, están administradas u otorgadas a los medios a través de un organismo noticioso del gobierno, en lo que ya se tenía por sabido: que desde el erario de la Federación se destinan elevadas sumas de dinero para convencer a los mexicanos de las bondades de su candidato.
Machacona repetición
Como quien clava a un clavo de golpes de martillo, así se pretende grabar en la conciencia y en la voluntad, la disposición de las grandes mayorías para aceptar a quien, ciertamente no ha llegado a convencer ni con sus mensajes, ni con sus actitudes, ni con sus estudiados gestos y sonrisas de falso cartón, que se difunden constantemente en los medios informativos.
Pero no importa que a nadie interesen, ni convenzan las proposiciones del candidato del gobierno. Habrá que redoblar la publicidad, destinar más millones de pesos a esa propaganda. Los publicistas saben que a fuerza de repetir una cosa, a fuerza de presentar una imagen, acaban doblegándose las resistencias y el público termina aceptando lo que al principio había rechazado.
Como quien oye llover...
Con lo que se dice acerca de la fuerza de una sugestión colectiva, hay signos elocuentes que hablan del terreno que pierde cada día el candidato, de un gran porcentaje de los mexicanos que le han vuelto la espalda y permanecen impávidos, ajenos a toda esa parafernalia electrónica y a los desembolsos supermillonarios del gobierno... dinero de los contribuyentes ya se entiende.
Y se habla con discreta insistencia, corren apagados rumores del anuncio que podría hacerse de ciertas deficiencias de salud del candidato y de la sustitución que el mismo gobierno propondrá dentro de esta campaña del partido oficial, pues ya comprobó que el abanderado actual no tiene arrastre, no convence ni conmueve, no ha llegado a dar al partido lo que de él esperaba.