Acumula 11 fracasos en igual número
de comicios. Se acerca a la "muerte por inanición electoral", afirman especialistas. Su imagen
evoca lo oscuro del pasado, dicen
La derrota en Yucatán marca una tendencia al parecer irreversible del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en dirección a una eventual "muerte por inanición electoral", opinan analistas e investigadores políticos. De 1994 al presente año, el partido ha sumado derrota tras derrota y, aparte de la elección presidencial en el 2000, lleva acumulados 11 fracasos en igual número de comicios por gubernaturas.
"El tricolor va en caída libre, pero no se sabe que tan cerca esté de tocar fondo", agregan los expertos.
El periodo más oscuro del PRI,
dicen inició en diciembre de 1999, cuando la yucateca Dulce María Sauri Riancho asumió
la presidencia nacional de la organización. Desde entonces, el partido ha sufrido
más de 50 por ciento de las pérdidas de elecciones de gobernador en los últimos siete
años: Chiapas, Distrito Federal, Guanajuato, Jalisco, Morelos y Yucatán. El proceso de
Tabasco está por definirse, después de que fue cancelado por el Tribunal Electoral del
Poder Judicial de la Federación (TEPJF).
¿QUÉ REVELA ESTE ROSARIO DE DERROTAS?
Javier Oliva, analista político,
secretario general del Instituto de Capacitación y Desarrollo Político (Icadep) del PRI
hasta hace unos días, y aún militante de ese partido, considera: "Si para la
presidenta del PRI no dicen nada ni es un indicador para ver hacia el futuro... yo diría
que ¡aguas!, porque el Revolucionario Institucional puede morir de inanición
electoral."
José Antonio Crespo, analista político, señala: "Pues que anda mal. Refleja una tendencia a la baja, y lo peor es que eso no significa que haya tocado fondo ya, y será difícil saber cuando tocará piso, quizá hasta que comience a remontar electoralmente, a recuperar plazas."
Para Crespo, el verdadero tamaño
del PRI se conocerá en los comicios del 2003, cuando se elijan a nivel federal a los
representantes ante el Senado y Cámara de Diputados.
Joy Langston, del Centro de
Investigación y Documentación Económica (CIDE), estudiosa del pasado y presente del
PRI, responde al ser consultada: "No es una gran sorpresa que los mexicano voten
en contra del PRI, porque la sociedad ha cambiado y el Revolucionario Institucional no.
Ahora la ciudadanía asume los riesgos y sabe que sacar al PRI de los cargos de gobierno
no implica que el mundo se acabe."
¿POR QUÉ EL PRI HA PERDIDO LA MITAD DE SU CAPITAL, DE SU PODER
FEDERAL, Y POR QUÉ SEGUIRÁ REGISTRANDO DERROTAS?
Para José Antonio Crespo la caída del PRI inició en 1987, cuando grupos o corrientes internas no encontraron cabida en la cúpula del poder ni espacios para seguir contendiendo dentro de la estructura y también en materia electoral.
"La ruptura de Cuauhtémoc
Cárdenas Solórzano con el PRI en 1987 y la aparición de la corriente democrática, que
a su vez se convirtió en fuerza política como Frente Democrático Nacional y después en
el PRD, ofreció al electorado una nueva oferta política, pero también un serio desgaste
para el PRI."
Seguir perdiendo: "En su
nueva posición política de oposición, el PRI se enfrenta al éxito de Vicente Fox
Quesada, como Presidente del país. El PRI no tiene una oferta a futuro, por el contrario
evoca el pasado, lo oscuro, las crisis económicas (de 1982 y la de 1994-1995), el
cacicazgo, el charrismo sindical, las prácticas corporativas, en síntesis: carga sobre
si una imagen negativa".
El priísta Javier Oliva, quien comentó que hoy prefiere replegarse en tareas distintas a la del partido, al tener diferencias políticas con la dirigencia del PRI, coincidió con Crespo sobre el periodo en el que el Revolucionario Institucional inició el camino de las derrotas: "Yo creo que fue en la administración del presidente Miguel de la Madrid Hurtado (1982-1988) cuando inicia la pendiente, el declive. El cambio de sistema político que promovió, con la inserción de México en la dinámica económica internacional abrió huecos en el PRI, sobre todo debilitó el control político.
"Sí, por ejemplo, el control
hacia los sindicatos comenzó a perderse ante las reglas internacionales; pero, además,
no se nos olvide el movimiento social, de solidaridad que derivó con el sismo de 1985
ante la incapacidad de las instituciones para dar una respuesta frente al terremoto. En
fin, en 1987, la corriente democrática evidencia el desacuerdo de Cuauhtémoc Cárdenas y
Porfirio Muñoz Ledo, junto con la maestra Ifigenia Martínez, ante las políticas
económicas y las decisiones internas del PRI."
Dijo que hoy los sectores
corporativos no garantizan votos al PRI, además de que este partido simplemente actuó
con complacencia desde entonces ante los cambios sociales.
Seguir perdiendo: "Pues sí, porque
es un partido que no tiene una estrategia para adaptarse a la competencia. El PRI no tiene
ideología, y ahora lo único que busca es mantener el poder que le queda. Tienen
operadores, pero no tiene visión de cambio.
"No tiene ni ha tenido vocación para hacer alianzas. Su estructura siempre fue el poder y ahora que la perdió, no puede sustentarse en una ideología... ni siquiera analiza el promedio de edad de los votantes, aquellos que deciden. Está desorientado, inerte, no sabe hacia dónde jalar."
a investigadora del CIDE, Joy Langston consideró que hay dos factores por los que el PRI ha perdido posiciones gubernamentales: Por el desgaste de las decisiones equivocadas en materia económica, aunado a una evolución social de los ciudadanos en las últimas cuatro décadas en lo educativo y en las comunicaciones; el otro aspecto es la selección de los candidatos y la imagen del partido.
A juicio de Langston el PRI no tiene
una ideología clara ni una oferta política que le permita convencer al elector:
"vende más de lo mismo". Explicó que al ser el
Revolucionario Institucional dependiente de la presidencia, con cada administración tuvo
que cambiar: "No tiene ideología sin presidente".
Para ella en 1994-1995 inició la caída electoral del PRI. "Con Dulce María no empezaron las derrotas. Creo que los portones de este partido se abrieron desde 1989, pero en 1994-1995 se agravó la situación y van a venir más derrotas ahora que perdieron la grande (la Presidencia de la República)".
Seguir perdiendo: "No es estrategia actuar en contra de todo lo que hace y deja de hacer el presidente Fox, por el contrario alertó puede ser muy peligroso, porque aun cuando le vaya más o menos (a Fox Quesada), le va ir mal al PRI".
¿CUÁL ES EL RETO PARA EL PRI Y SUS DIRIGENTES. NECESITA LA REFUNDACIÓN?
Joy Langston, a diferencia de los
otros entrevistados, consideró que es incierta la refundación del PRI para afrontar los
retos que tiene en puerta, como lo es el recuperar posiciones electorales, pero sí
advirtió la necesidad de primero se debe renovar la dirigencia nacional de ese instituto
político.
Descartó la conveniencia de que la
presidenta nacional, Dulce María Sauri Riancho, tenga que ser sustituida, porque "ni
siquiera hay reglas para establecer las nuevas reglas para la elección de quienes deban
ser las personalidades que estén al frente del partido.
Cabe mencionar que uno de los
propósitos de la 18 Asamblea Nacional del PRI, a realizarse en el mes de noviembre, es
definir las reformas estatutarias de ese partido para afrontar el futuro del mismo ante la
nueva composición política. El 31 de mayo, Sauri reestructuró al Comité Ejecutivo
Nacional (CEN) e integró en cargos de dirección a representantes de las distintas
corrientes internas, para garantizar la gobernabilidad del instituto político.
Langston dijo que el perfil del
nuevo presidente del PRI debe ser fuerte. La actual presidenta del PRI, aclaró, no es
débil, pero precisó que se requiere de una personalidad de más consenso.
Javier Oliva, por su parte, planteó
que el cambio que requiere el PRI y que pretende efectuar "no puede llevarlo al cabo
una persona que se caracteriza por perder elecciones. En Europa, los partidos políticos
cambian a sus dirigentes ante derrotas consecutivas, con el propósito de brindar
confianza y nuevos bríos entre la militancia".
Señaló que su partido requiere de
un cambio de orientación para recuperar al electorado, sobre todo, alertó, porque los
estudios sobre la tendencia del voto advierten que de cada 100 ciudadanos, sólo 18
votarían por el PRI.
"Hay que acercar al partido a las agrupaciones políticas nacionales y dejar de
instrumentar la obediencia como forma de cohesión, motivar una ideología propia, sobre
la base de la realidad social".
Para José Antonio Crespo, el reto inmediato en el PRI es la gobernabilidad interna, evitar la desintegración. La llegada del diputado federal Rodolfo Echeverría a la secretaría general de ese partido, comentó, ayuda, pero no garantiza la estabilidad, porque, aclaró, el desafió también es hacia afuera del PRI: crear una nueva imagen ante el electorado, que sea novedosa, de oferta política.
Los postulados de la corriente
"Renacimiento": cambiar imagen y siglas al PRI, la refundación del partido, con
las que se identifica e impulsa el senador y ex presidente del PRI, Genero Borrego
Estrada, "podrían ser el camino a seguir", a juicio de Crespo: "Las siglas
del Partido Revolucionario Institucional (PRI) hacen recordar el pasado", subrayó.
Uno de los retos del PRI es ocupar
la izquierda política convincente que aseguró no existe aún en México, y que el
Partido de la Revolución Democrática (PRD) no ha ocupado; pero, alertó, que si el
PRI no procede a un cambio profundo ante la derecha política, corre el riesgo de ser
desplazado al tercer lugar de entre los partidos con mayor fuerza política y electoral
del país.