De continuar con su cerrazón
cavará su propia tumba, afirma Aguilar Solís. La reforma
del tricolor debe apegarse a la consolidación de la democracia, señala
Si el PRI mantiene una actitud de
chantaje, de bloqueo y de cerrazón a la construcción de un nuevo modelo de
gobernabilidad, no sólo estará atajando el avance en la consolidación democrática sino
que seguirá cavando su propia tumba, considera el diputado Samuel Aguilar Solís.
En un documento enviado a la
dirigente nacional del PRI, Dulce María Sauri Riancho, el diputado refiere que ese
partido y su reforma o refundación debe ir ligada a la construcción de la gobernabilidad
democrática de México y de ahí la importancia de apostar a una refundación
democrática del PRI y no a su descomposición o al control del partido por los
dinosaurios.
El cambio es el signo de nuestro
tiempo, el resultado electoral del pasado 2 de julio, significa, ni duda cabe, un
cambio político de proporciones aún no dimensionadas, la derrota del PRI por la
Presidencia de la República cierra un largo periodo de transición democrática en el
país e inicia la última etapa para la consolidación democrática en México,
agrega el legislador.
Samuel Aguilar tituló a su
documento como PRI: alternancia y gobernabilidad democrática en México. Ahí
refiere que la consolidación democrática dada por la alternancia en el poder y en la
Presidencia de la República, cierra la última etapa de nuestra larga tradición y
nos demanda a todos los mexicanos, a los partidos políticos y a los poderes legalmente
constituidos nuestra voluntad política y participación para que nuestra democracia que
ahora estamos viviendo se vea día con día fortalecida en el entendido que la democracia
es dinámica y siempre en proceso de transformación.
CUOTA DEL TRICOLOR
Para que el PRI aporte su
cuota a la construcción de la nueva gobernabilidad democrática se requiere no sólo que
asuma con responsabilidad su nuevo papel de partido de la oposición, sino que de manera
autocrítica y con un gran sentido de análisis objetivo revise su historia y su nuevo
papel para la actual sociedad mexicana, añade.
Aguilar Solís refiere que de no
hacerlo así el PRI puede llegar a su descomposición por las luchas interiores que ahora
se dan en su seno, o
podría llegar a su extinción en el corto plazo si no logra convertirse en una verdadera
alternativa de poder.
El 2 de julio mostró que
el PRI no lidera desde hace tiempo ni política, ni moralmente al país. Reitero que
para que el PRI contribuya a la verdadera gobernabilidad democrática tiene que pasar su
autocrítica y plantear su proceso de refundación, para que de esta manera dé su
aportación a la consolidación democrática, agrega.
La construcción de la
gobernabilidad democrática, añade, no debe caer en ingenuidades, las redes de poder de
la gobernabilidad tradicional no cederán fácilmente, intereses y una añeja cultura
política impedirán o buscarán hacerlo diariamente.
Sólo la profunda
transformación democrática de los actores políticos tradicionales y del empuje de los
nuevos posibilitará que avancemos en la construcción de una nueva gobernabilidad y a la
vez en el desmantelamiento de la gobernabilidad tradicional para que genuinamente logremos
la consolidación democrática, la democracia que los mexicanos anhelamos, expresa.