MONTERREY, NL. Los precandidatos del PRI a la gubernatura de Nuevo León fueron los primeros en iniciar el desorden y apuntalar una decisión cupular, para que el viejo estilo volviera al proceso eleccionario interno de dirigente, que terminó con los "dados cargados" en favor de Cristina Díaz, acusó Romeo Flores Caballero.

El candidato que abandonó la elección, junto a otros dos aspirantes, por considerar que hubo corporativismo y decisiones cupulares de los sectores en favor de Díaz, asevera que los precandidatos a diputados federales Abel Guerra Garza y Eloy Cantú, así como el senador Natividad González Parás, fueron los primeros en apoyar una decisión cupular, e influyeron en favor de un candidato (la ahora ganadora), y forzaron con sus acciones de antidemocracia la salida de otros contendientes.

Flores Caballero exigió a la nueva dirigente estatal que represente verdaderamente a los militantes priístas, y se despoje de atavismos que parecieron le llevaron al triunfo, aunque consideró que, con la forma en que llegó, será difícil que recupere la confianza de las bases y, sobre todo, de la sociedad que sabe que el PRI no ha cambiado.

De no demostrar trabajo real, el PRI está condenado nuevamente a perder los siguientes procesos electorales, pues habrá en el año 2003 una contienda muy difícil en donde el PAN irá con todo y no dejará esa "joya política", que es Nuevo León, expuso.

El ex secretario de Relaciones Internacionales del CEN del PRI llamó ahora a la conciencia y a la autocrítica, pero sostuvo que no debe haber la llamada operación "Cicatriz", porque esa solamente existía cuando el PRI estaba en el poder.

"Entonces, dijo, había algo que defender, a las canonjías, los privilegios, las posiciones, los puestos, los viajes y demás; pero hoy qué vamos a defender, sólo quedan los principios y el trabajo para recuperar lo que se perdió", añadió Romeo Flores.

Expresó que triunfó la inercia en el proceso del PRI, lo que demuestra que quienes quieren el cambio siguen como Sísifo, el personaje de la mitología griega, "empujando la piedra".