INEFICAZ, EL COMBATE DE ZEDILLO AL EPR: OPINIÓN PÚBLICA

El ex presidente resultó derrotado en la guerra de papel contra la guerrilla, según resultados de los sondeos entre ciudadanos realizados en la segunda mitad del sexenio por el Cisen. Los niveles de aceptación del anterior mandatario dependían del arresto de rebeldes o de las escisiones en el grupo. Al final de la administración la sociedad evidenció desinterés hacia el tema, de acuerdo con resultado de encuestas. Los ciudadanos se expresaron siempre en favor del diálogo.

Si apenas las bombas caseras que estallaron a las afueras de sucursales bancarias lograron llamar la atención del presidente Vicente Fox sobre la supervivencia del Ejército Popular Revolucionario (EPR) y sus escisiones, para los servicios de inteligencia del gobierno de Ernesto Zedillo esa "guerrilla mala" fue tan preocupante como la del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN).

Al menos así lo demuestra el hecho de que, en la segunda parte del último sexenio priísta, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) rastreó la opinión pública sobre las políticas gubernamentales para combatir al EPR. De acuerdo con los resultados de esos estudios, revelados en el compendio "Seguridad nacional y opinión pública" –coeditado entre ese centro de inteligencia gubernamental y el Instituto Nacional de Administración Pública–, como presidente Zedillo nunca combatió con efectividad las acciones guerrilleras de los eperristas.

Más aún, los datos oficiales indican que hacia mediados de 1998 seis de cada 10 mexicanos desaprobaban las medidas adoptadas por el gobierno federal "ante el problema que representa el surgimiento del Ejército Popular Revolucionario". Y aunque al final del mandato de Zedillo bajó esa proporción de desaprobación a 33 por ciento, tan sólo el 13 por ciento de los mexicanos terminó apoyando sus acciones gubernamentales, un porcentaje más bajo que el del momento en que se dio a conocer la existencia del EPR (julio de 1996), que era de 40 por ciento .

Los servicios de inteligencia levantaron 19 encuestas telefónicas en total, entre julio de 1996 y octubre de 2000. Son estudios que tienen un nivel de confianza de 95 por ciento y un margen de error máximo tolerado de 5 por ciento. Sus resultados reiteran la voluntad pacifista de los mexicanos que en su mayoría (60 por ciento) piden dialogar con el EPR, antes de tratar de solucionar el conflicto a través de la violencia.

Misión incumplida

En su guerra de papel contra el EPR, Zedillo comenzó con serias bajas; y al final resultó derrotado... por la opinión pública. Según los datos de seguridad nacional, apenas dos meses después de que ese grupo armado hizo su aparición pública en Guerrero, el 28 de junio de 1996, 53 de cada 100 mexicanos desaprobaban ya las políticas gubernamentales para enfrentar a los eperristas, y apenas 28 la aprobaban. Por ese tiempo, septiembre de 1996, el EZLN rechazó la distinción entre el EPR y los zapatistas que hizo el Presidente y fueron detenidos 15 presuntos miembros del EPR en San Agustín Loxicha.

En diciembre de ese año, el respaldo a las políticas de Zedillo tuvieron un efímero repunte de 10 puntos porcentuales, pero pronto volvió a caer, después de que en enero de 1997 se detuvo a Benigno Guzmán, considerado uno de los principales líderes de la guerrilla, y de que el 15 de abril fueron asesinadas dos personas en una emboscada perpetrada por un grupo de encapuchados en Chilapa; Guerrero. Sólo tres de cada 10 ciudadanos apoyaban entonces a Zedillo.

Tras la detención de presuntos miembros del EPR en la ciudad de México, el 6 de junio de 1997, los bonos del gobierno subieron a 37 por ciento . Pero lo que llevó a Zedillo a obtener su calificación más alta en todo el sexenio fue la detención en Oaxaca, el 26 de septiembre de 1997, de Álvaro Sebastián Ramírez, "El Teacher", que, según el propio gobierno, era el encargado de las finanzas del EPR en aquella entidad. Para entonces el Presidente había logrado que 45 por ciento de los mexicanos lo apoyara.

Nunca volvió a gozar de esa popularidad. Para diciembre de 1997, Zedillo había caído otra vez hasta 33 por ciento , aunque dos meses después repuntó a 42 por ciento , gracias más bien a que los guerrilleros atacaron, en enero de 1998, un cuartel de la Policía Judicial, en Tlapa, Guerrero –donde dos agentes resultaron heridos– y de que el EPR sufrió su primera escisión con el surgimiento del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI). Como si su popularidad dependiera más de las divisiones internas del EPR que de la efectividad de sus acciones para enfrentarlo, Zedillo subió aún dos puntos porcentuales más cuando, el 28 de junio de ese año, se dio una nueva desbandada en el grupo guerrillero y surgió el Comité Clandestino Revolucionario de los Pobres-Comando Justiciero 28 de Junio.

En septiembre de 1998 se desplomó el respaldo a Zedillo hasta 29 por ciento , después de que el EPR realizó una emboscada contra elementos de la policía municipal en Tecuanapa, Guerrero. Para entonces, seis de cada 10 mexicanos reprobaban las acciones de su presidente.

En las mediciones efectuadas entre febrero de 1999 y noviembre de 2000 se mantuvo la percepción negativa en torno de la actuación del gobierno federal (38 puntos porcentuales en promedio). En julio de 1999 integrantes del EPR y del ERPI realizaron acciones de propaganda armada en la sierra de Guerrero y a finales de octubre fue detenido uno de los presuntos dirigentes y fundadores del ERPI, el "comandante Antonio". Durante el 2000 se registraron bajos niveles de respaldo al desempeño gubernamental y altísimas proporciones de entrevistados que no tienen una opinión definida al respecto. El dato más significativo se presentó en la encuesta del 2 de noviembre, en la que 33 por ciento consideró equivocado el manejo gubernamental, el 13 por ciento lo calificó como acertado y el 54 por ciento no expresó opinión alguna.

En favor del diálogo

Otras encuestas del Cisen midieron el nivel de difusión alcanzado por el EPR y sus escisiones, la valoración sobre una posible estrategia gubernamental hacia el EPR y la opinión sobre la postura que debe asumir el Ejército mexicano ante ese grupo guerrillero.

De sus resultados se desprende que en noviembre de 2000, cuatro de cada 10 mexicanos afirmó conocer, haber leído o escuchado hablar del Ejército Popular Revolucionario; y casi una quinta parte de los entrevistados afirmó saber de las escisiones del EPR –ERPI, Fuerzas Armadas Revolucionarias del Pueblo (FARP) y Ejército Villista Revolucionario del Pueblo (EVRP)– las que, según presume ahora la PGR del gobierno foxista, eran en realidad fracturas simuladas por los guerrilleros para dar la impresión de que la insurrección se había extendido por todo el país

Una importante proporción de los ciudadanos (85.6 por ciento ) consideró que la estrategia más adecuada para resolver el problema que representa el EPR es dialogar con sus líderes hasta llegar a un acuerdo de paz y poco más de una décima parte cree que lo mejor es dejar que el Ejército mexicano se encargue de solucionar el problema. Sin embargo, seis de cada 10 entrevistados consideraron que el Ejército debe mantener sus tropas en las zonas donde busca al EPR.

De acuerdo con una encuesta realizada por el Cisen hace 10 meses, el 2 de noviembre del 2000, 67.6 por ciento de los mexicanos pedía como condición para el diálogo con el EPR que los guerrilleros entregaran previamente sus armas y renunciaran a la lucha armada.