FOBAPROA: ¡primero es México!
La diputada Dolores Padierna del PRD le ha dado gusto a su notorio exhibicionismo político con sus famosas listas del FOBAPROA, soltando nombres de personas y grupos empresariales, como ebrio festejando el premio mayor de la lotería. Los nombres mencionados por esta diputada en su mayoría son conocidos a nivel nacional y el daño moral causado a más de alguno puede ser irreparable. Sin embargo, y por otras razones muy distintas, hemos de coincidir con la legisladora en que el asunto del FOBAPROA tiene que ser revisado con mayor detenimiento y con celo republicano. Y cuando se dice con celo republicano, es porque el asunto necesita de una nueva revisión a fondo a través de los tres poderes.
El FOBAPROA se creó con las mejores intenciones y de frente a las penurias que la devaluación de 1994 trajo sobre miles de mexicanos que estaban pagando el crédito hipotecario de su casa o el crédito bancario del automóvil familiar. Sucede sin embargo que el monto de tales créditos, que son la mayoría que engruesan la lista, en cifras reales ni siquiera juntan entre todos el 20% del dinero establecido por el gobierno federal para el rescate bancario.
Quienes realmente han salido beneficiados con el FOBAPROA han sido los grandes empresarios y los dueños o accionistas de grupos financieros. Ante semejante abuso a las mayorías, los mexicanos no podemos quedarnos cruzados de brazos, y con sonrisa idiósica pagar por varias generaciones deudas que nosotros no contrajimos.
La deuda externa del gobierno federal queda reflejada en la obra pública que a todos nos beneficia (cuando menos lo que se invirtió), pero de eso, a que entre todos quieran que paguemos los errores e ineficiencias de empresas y empresarios derrochadores y sin visión, no se vale.
Estamos a tiempo para que el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial, en ese orden: revisen con celo absoluto las listas y remitan a los deudores originales, aquellos créditos que no tienen cabida en una medida de carácter social, y que se han desviado para beneficiar a los dueños del capital -a cargo de los más débiles y sin conocimiento real de lo que ocurre-.
Muy cierto que hubo una devaluación que nos afectó a todos. Pero no menos cierto es que pueden depositar la suerte principal en los tribunales y el Congreso legislar y proteger a quienes demuestren vergüenza y honor para cubrir sus compromisos; pues querer que el pueblo pague sus deudas con la bendición del Estado, se puede considerar una de las traiciones más viles y perversas en la historia del país. Señores de los Tres Poderes: ¡Primero es México!